La donación de ordenadores por parte de la Fundación MTP a familias procedentes de Afganistán, refugiadas en España, les está suponiendo un gran apoyo para su integración social y laboral. Ignacio Álvaro, al que entrevistamos hoy, es uno de los principales impulsores de esta iniciativa en la que han participado MTP y la Fundación MTP.
Fundación MTP.- Ignacio, tú eres ingeniero industrial de profesión, pero, ¿cuál es tu actividad actual?
Ignacio Álvaro (I.A.).- Soy ingeniero de formación, gestor público y social por experiencia, defensor del desarrollo sostenible por convicción y facilitador por vocación.
He tenido la fortuna de trabajar y aprender de muchos y muchas desde las aldeas de Bamyan- en las montañas centrales de Afganistán- hasta las aulas de la escuela de gobierno de Harvard, pasando por Honduras, España y muchos sitios más. Soy un entusiasta empedernido en busca de complejos desafíos, siempre tratando de facilitar soluciones nuevas y viejas y aprendiendo creativamente de los fracasos.
En la actualidad soy director de Recursos para el Estudiante en la Universidad Pontificia Comillas, intentando idear propuesta para facilitar el acceso a nuestra universidad a personas con menos recursos.
Fundación MTP.- ¿Cómo comenzaste a colaborar con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)?
I.A.- En 2005, tras acabar un máster en Cooperación al Desarrollo, encontré una oportunidad para unirme a Naciones Unidas en Afganistán dirigiendo un proyecto de reconstrucción de escuelas y clínicas. A los dos años, cuando creía que dejaría ya el país, me ofrecieron la posibilidad de coordinar la misión de la Cooperación Española en Afganistán, y la verdad es que no me lo pensé. Me parecía un reto apasionante. Estuve como coordinador desde 2007 hasta 2010.
Nuestra labor estaba encuadrada dentro del equipo de reconstrucción provincial (PRT) situado en Qala i Nao, la capital de la provincia de Badghis (Noroeste). Nosotros éramos responsables de los proyectos de desarrollo y el componente militar de apoyar la seguridad y estabilidad en la provincia. Cuando la Cooperación Española llegó allí, en 2006, la foto de Badghis era la de una provincia sin ningún kilómetro de carretera asfaltada, ninguna infraestructura rural de comunicación, ningún tendido eléctrico operativo funcionando, solo un viejo sistema de agua ineficiente en Qala-i-Nao y apenas una frágil economía rural de subsistencia.
Gracias al trabajo de la Cooperación Española, los indicadores de salud, educación y acceso al agua crecieron sustancialmente. Según el Banco Mundial, la asistencia a la escuela primaria casi se duplicó entre 2007 y 2011, alcanzando la media del país y la atención materna infantil pasó de ser prácticamente inexistente a alcanzar valores próximos al 15%.
Los efectos fueron numerosos. Mahjabin Ahey, por ejemplo, se graduó como matrona comunitaria en 2008 dentro del programa de formación de AECID. Posteriormente, retornó a la clínica pública de Qades donde trabajó atendiendo a más de 1.000 mujeres al año.
En 2010, Halima Rasul, madre de 7 hijos y cuyo marido estaba en prisión, fue capacitada a través del programa de economía doméstica. AECID proporcionó semillas y fertilizantes. Unos meses más tarde cultivaba verduras suficientes para alimentar a su familia, pudiendo incluso vender los excedentes en el mercado local. Esto permitió que cuatro de sus hijos asistieran a la escuela.
Durante los tres años que coordiné la misión construimos escuelas para 20.000 alumnos, infraestructuras y servicios de salud para 150.000 personas, más de 160 km de carreteras rurales y se contribuyó a mejorar los rendimientos agrícolas de más de 30.000 agricultores.
Fundación MTP.- Has sido galardonado con la Cruz de la Orden del Mérito Civil. ¿Qué ha supuesto está distinción para ti?
I.A.- La verdad es que no lo esperaba, pero sí que supuso un reconocimiento a tres años de trabajo intenso en Afganistán. No solo a mi trabajo, sino al trabajo de muchos y muchas que dieron lo mejor por el desarrollo de aquel país. Porque creo que esa son las palabras que mejor describen mi estancia allí, intensa y apasionante, Intensa por los complejos retos que afrontábamos y la dedicación sin descanso durante mi estancia allí y apasionante por lo gratificante de los resultados de nuestra acción.
Fundación MTP.- Actualmente, ¿cuántos refugiados afganos hay en España y cuál es su situación?
I.A.- Pues, según datos oficiales, han llegado a España unos 1800 afganos. De estos, unos 50 eran colaboradores de la AECID, que con sus familias suman unos 250 refugiados.
Este colectivo es el que unos compañeros y yo estamos apoyando. Fuimos el contacto durante su evacuación, y ahora somos su referente de confianza durante su integración.
Estos colaboradores son los responsables fundamentales del trabajo que realizamos allí. Lo logros de la AECID fueron gracias al apoyo del personal local que trabajaron con nosotros, no como traductores, sino como técnicos y responsables de proyectos de salud, desarrollo rural, genero, infraestructuras, educación, buen gobierno y otros programas.
Actualmente están tramitando su solicitud de protección internacional como refugiados y están siendo alojados por el sistema español de acogida que gestiona en Ministerio de Inclusión a través de diversas organizaciones sociales: Cruz Roja, CEAR, Provivienda, ACCEM, San Juan de Dios y otras.
A través de estas organizaciones se les aloja en pisos, en ocasiones compartidos, o casas de acogida, se les provee de cierto dinero para ropa, comida y gastos. A los adultos se les dan clases intensivas de español, y los hijos se les integra en las escuelas. Además, tienen el apoyo de trabajadores sociales y de abogados.
Fundación MTP.- ¿Cómo surgió tu colaboración con la Fundación MTP?
I.A.- En un grupo de WhatsApp pedí a compañeros la donación de ordenadores para las familias refugiadas que estábamos apoyando. Ruth fue la única que contestó y ofreció el apoyo de MTP para facilitar ordenadores.
Al principio solo uno que fue a parar a una familia en Toledo que estaba haciendo una labor increíble de apoyo a las familias que aún están en Afganistán.
Luego nos donasteis nuevos ordenadores que priorizamos a familias más grandes. Para ellos, el ordenador es una herramienta para conectarse a sus familias y al mundo. Además, para aquellas familias con niños, es una herramienta fundamental para facilitar su educación.
Fundación MTP.- ¿Qué suponen las donaciones de la Fundación MTP para estas personas?
I.A.- La verdad es que la donación de ordenadores está suponiendo un apoyo fundamental, que les ayuda a estar conectados con sus familias y amigos, les ayuda en su integración y aprendizaje de nuestra lengua y cultura y se convierte en una herramienta clave para desarrollar sus capacidades necesarias para una futura empleabilidad.
Fundación MTP.- ¿Es posible ampliar la colaboración desde la Fundación para continuar ayudándoles?
I.A.- Gran parte de las familias que estamos apoyando son licenciados universitarios: ingenieros, economistas, doctores, enfermeros, trabajadores sociales. Tienen buenas capacidades de aprendizaje, pero necesitan reciclar sus capacidades al contexto español, y seguramente adquirir una nueva en el ámbito tecnológico. La experiencia y capacidades de MTP pueden ser de una gran ayuda para este colectivo para facilitar su empleabilidad.
Fundación MTP.- A nivel personal, ¿qué supone para ti ayudar a estas personas?
I.A.- Afganistán y el trabajo en cooperación que fue mi vida durante casi 10 años estaba guardado en el baúl de experiencias. La tragedia que ha supuesto el colapso del gobierno afgano ha provocado volver a retomar experiencias pasadas.
La verdad es que desde Junio Afganistán se ha convertido en un segundo trabajo para mí, ahora de voluntario. Pero por cada familia que hemos ayudado a salir, que hemos ayudado a abandonar el caos y la tragedia, supone facilitar una nueva oportunidad para rehacer su vida.
Fundación MTP.- ¿Cuál es tu próxima meta u objetivos para este año?
I.A.- Unos 23 millones de afganos, en un país de 38 millones, padecen hambre severa. De ellos, 8,7 millones se encuentran en estado de emergencia según Naciones Unidas. Muchos ya están muriendo. Más de 3 millones de niños están desnutridos.
Son muchas las familias que aún están allí, nuestras estimaciones cifran en más de mil personas los colaboradores afganos, con sus familias, que aún están allí. Nuestro objetivo es seguir presionando para facilitar su salida a través de los cauces que facilite el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Además, tenemos un reto para facilitar la integración de las familias que están aquí. Vuestro compromiso y generosidad creo que es un ejemplo para otras organizaciones y una muestra de los valores de vuestra compañía. Creo que tenemos un deber moral con los refugiados, y creo que como sociedad tenemos los recursos y posibilidades para apoyarles. Pero no es solo un compromiso, sino que creo que apoyarles es también bueno para nuestra sociedad por sus ganas de contribuir y por la riqueza que aportan en nuestro desarrollo como país.
Fundación MTP
Redacción